LA CENA DEL SEÑOR

MATEO :26:26-30

 

En el registro de los Evangelios encontramos que antes de que el Jesús ofreciera su preciosa vida perfecta en sacrificio por sus discípulos y por la entera humanidad para redimirlos del pecado y la muerte, celebró con sus discípulos lo que sería para ellos la última Pascua. (Mateo 26:17-29 Marcos 14:12-26 y Lucas 22:7-20)

El Pan y el Vino

Las Escrituras relatan que en esa ocasión, mientras comían, el Señor tomó pan, y habiendo dado gracias, lo partió y les dio, diciendo: "Tomad, comed; esto es mi cuerpo ". Luego tomó la copa, dio gracias, y les dio diciendo: "Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del Nuevo pacto que por muchos es derramada, para remisión de los pecados."

No hay Trasnsustaciación

Es importante considerar que el pan es sólo un símbolo del cuerpo del Señor y la copa sólo un símbolo de su sangre. Cuando comemos el pan, sigue siendo pan. Cuando tomamos de la copa, el contenido sigue siendo vino, si ninguna propiedad agregada. No se produce ninguna transubstanciación (conversión total de una sustancia en otra). Según los católicos romanos, el pan se convierte en el cuerpo de Cristo, y el vino en su sangre. Pero esa doctrina es totalmente errónea.

No hay Consubstanciación

Tampoco se produce la consubstanciación (algo que es de la misma esencia y naturaleza con otro) Esa enseñanza, de los luteranos y otros, supone la presencia de Cristo en el pan y en el vino, aunque sin convertir la sustancia. Al igual que la anterior, es una doctrina errónea, sin ningún sustento Escritural. Debemos reiterar que los símbolos no adquieren ninguna cualidad propia.

El Antiguo Pacto ( Hebreos 9)

Sabemos que existe un gran contraste entre el Antiguo y el Nuevo Pacto: El antiguo, consistente en ordenanzas de culto, ofrendas, sacrificios, comidas, bebidas, diversas abluciones y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. (Hebreos capitulo 9). En la vigencia del Antiguo Pacto el énfasis estaba puesto especialmente en los detalles exteriores. Había instrucciones escrupulosas que regulaban cada aspecto de la vida y del culto del pueblo de Dios, Israel. Todo debía ser cumplido al pie de la letra. En Hebreos 9:23, en relación con el Tabernáculo, su mobiliario y todos sus elementos, podemos leer que se trataba de figuras de las cosas celestiales.

El Nuevo pacto

En el Nuevo Pacto, es el Señor Jesucristo quien cumple todas las demandas. La escritura afirma que como Sumo Sacerdote, Él entró en el Lugar Santísimo, en el cielo mismo, para presentarse por nosotros ante Dios. Pero se presentó una vez para siempre, por el sacrificio de sí mismo, para quitar de en medio el pecado. (Heb.10:11-14).

Hagamos un nuevo Pacto

Si en el Antiguo Pacto el énfasis estaba puesto principalmente en el orden y condición de las cosas exteriores, en la vigencia del Nuevo Pacto el énfasis especial se pone en nuestras condiciones interiores ....acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura."

Pongámonos a cuenta

Finalmente, el Señor requiere que nadie participe indignamente. (1ª Cor. 11:27-32) No se trata de la calificación del creyente como indigno, sino más bien de su participación de manera indigna, esto es, perdiendo de vista el propósito de la Cena del Señor. La orden es 'Pruébese cada uno a sí mismo... Así que después de haberlo hecho, y conscientes de que la sangre del Señor Jesucristo nos limpia de todo pecado, debemos obedecer la parte del mandato que sigue: "coma así del pan, y beba de la copa."

Shalom hno. Claudio Nuñez