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TITULOS
  • COMENZAR DE NUEVO
  • DIOS, SI EXISTE
  • LA NARANJA Y EL ATEO
  • LA CARROZA VACIA
  • CONDICIONADO PARA VENCER
  • APRENDER A PENSAR
  • DIOS Y LA MUJER
  • EL SECRETO DE LA ALEGRIA
  • LOCO
  • THOMAS EDISON
  • UN MAL DIA
  • MERCADERIA DAÑADA



    COMENZAR DE NUEVO
    Por diez años Tomás Edison intentó construir una batería de almacenaje de cargas eléctricas. Sus esfuerzos, estrangularon en gran medida sus finanzas. En Diciembre de 1914, una combustión espontánea en su estudio casi lo llevó a la ruina. En minutos todos los compuestos empacados para discos o cintas y otras sustancias inflamables ardieron en llamas. Aunque los departamentos de bomberos vinieron de ocho pueblos circundantes, el intenso calor y la poca presión de agua provocaron que fuera inútil extinguir las llamas. Todo quedó destruido. El daño excedía a los dos millones de dólares, los edificios de cemento que se consideraban construidos a prueba de fuego, estaban asegurados apenas por la décima parte de esa cantidad. Charles, el hijo del inventor, buscó con desesperación a sus padres temeroso de que su espíritu resultara dañado. Finalmente lo encontró contemplando con serenidad el fuego, su rostro resplandecía mientras reflexionaba. "Mi corazón se dolía por él", decía Charles. "El tenía sesenta años, ya no era un joven y todo ardía en llamas" En la mañana siguiente, Edison contemplo las ruinas y exclamó: "Hay algo valioso con el desastre. Se quemaron todos nuestros errores. Gracias a Dios podemos comenzar de nuevo. "Tres semanas después del incendio, Edison se las ingenió para inventar el primer fonógrafo." Con cada nuevo día, tenemos la oportunidad de comenzar de nuevo.

    LA NARANJA Y EL ATEO

    Un ateo dictaba una conferencia ante un gran auditorio defendiendo la inexistencia de Dios.
    Después de haber finalizado su discurso, desafió a cualquiera que tuviese preguntas a que subiera a la plataforma.
    Un hombre que había sido bien conocido en la localidad por su adicción a las bebidas alcohólicas, pero que había encontrado recientemente liberación y esperanza en Cristo Jesús acepto la invitación y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.
    El conferencista le pidió que hiciera la pregunta; el hombre, continuó imperturbable pelando la naranja en silencio, al termino de lo cual, se la comió.
    Se volvió al conferencista y le preguntó : "¿Estaba dulce o agria?"
    "No me pregunte tonterías", respondió el orador con señales evidentes de enojo; "¿Como puedo saber el gusto si no la he probado?"
    Y aquel hombre regenerado por el amor de Dios respondió entonces: "Y ¿como puede usted saber algo de Cristo, si nunca lo ha probado?"

    El Exegeta



    LA CARROZA VACIA

    Cierta mañana, mi padre me invito a dar un paseo por el bosque y yo acepte con placer. El se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me pregunto: - Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa mas?
    Agudice mis oidos y algunos segundos después le respondí:
    - Estoy escuchando el ruido de una carroza.
    - Eso es, - dijo mi padre. - Es una carroza vacía.....
    Pregunte a mi padre: - ¿Como sabes que es una carroza vacía, si aun no la vemos?
    Entonces mi padre respondió.
    - Es muy fácil saber que una carroza esta vacía, por causa del ruido. Cuanto mas vacía la carroza mayor es el ruido que hace.

    Me convertí en adulto, y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, inoportuna, interrumpiendo la conversación de todo el mundo, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: - Cuanto mas vacía la carroza, mas ruido hace......

    Proverbios 10:19 En las muchas palabras no falta pecado: Mas el que refrena sus labios es prudente.
    Proverbios 29:20 ¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él.
    Eclesiastés 5:3 Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.



    CONDICIONADO

    Un día, dos niños estaban patinando en una laguna congelada.
    La tarde era fría y nublada, pero los niños se divertían haciendo piruetas y reían de sus travesuras.
    Jugaban sin preocupación.
    De pronto, el hielo se rompió y uno de los niños cayó al agua.
    El otro niño, viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrarlo y así salvar la vida de su amigo.
    Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:
    Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso!!
    Es imposible que lo haya podido quebrar con esa piedra y esas manitos tan pequeñas!!

    En ese instante apareció un anciano y dijo:
    - Yo sé cómo lo hizo!
    - Cómo? Le preguntaron al anciano, y éste contestó:
    - No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

    Si puedes soñarlo, puedes lograrlo



    APRENDER A PENSAR

    ...Sir Ernest Rutherford, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1928, contaba la siguiente anécdota:
    Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada.
    Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la pregunta del examen y decía: "Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro".
    El estudiante había respondido:
    "Lleva el barómetro a la azotea del edificio y átele una cuerda muy larga. Descuélguelo hasta la base del edificio, marque y mida.
    La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio".
    Realmente, el estudiante había planteado un serio problema con la resolución del ejercicio, porque había respondido a la pregunta correcta y completamente.
    Por otro lado, si se le concedía la máxima puntuación, podría alterar el promedio de sus estudios, obtener una nota mas alta y así certificar su alto nivel en física; pero la respuesta no confirmaba que el estudiante tuviera ese nivel.
    Sugerí que se le diera al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física.
    Habían pasado cinco minutos y el estudiante no había escrito nada. Le pregunte si deseaba marcharse, pero me contesto que tenia muchas respuestas al problema.
    Su dificultad era elegir la mejor de todas. Me excuse por interrumpirle y le rogué que continuara.
    En el minuto que le quedaba escribió la siguiente respuesta:
    "Coger el barómetro y lanzarlo al suelo desde la azotea del edificio, calcular el tiempo de caída con un cronometro. Después se aplica la formula altura = 0,5 por A por T2. Y asi obtenemos la altura del edificio".
    En este punto le pregunte a mi colega si el estudiante se podía retirar.
    Le dio la nota mas alta.
    Tras abandonar el despacho, me reencontré con el estudiante y le pedí que me contara sus otras respuestas a la pregunta.
    "Bueno", respondió, "hay muchas maneras, por ejemplo, coger el barómetro en un día soleado y medir la altura del barómetro y la longitud de su sombra.
    Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura del edificio".
    "Perfecto", le dije y de otra manera?".
    "Si", contesto, "este es un procedimiento muy básico para medir un edificio, pero también sirve.
    En este método, coger el barómetro y se sitúa en las escaleras del edificio en la planta baja. Según sube las escaleras, va marcando la altura del barómetro y cuenta el numero de marcas hasta la azotea. Multiplica al final la altura del barómetro por el numero de marcas que ha hecho y ya tiene la altura. Este es un método muy directo.
    Por supuesto, si lo que quiere es un procedimiento mas sofisticado, puede atar el barómetro a una cuerda y moverlo como si fuera un péndulo. Si calculamos que cuando el barómetro esta a la altura de la azotea la gravedad es cero y si tenemos en cuenta la medida de la aceleración de la gravedad al descender el barómetro en trayectoria circular al pasar por la perpendicular del edificio, de la diferencia de estos valores, y aplicando una sencilla formula trigonométrica, podríamos calcular, sin duda, la altura del edificio.

    En este mismo estilo de sistema, ata el barómetro a una cuerda y lo descuelga desde la azotea a la calle. Usándolo como un péndulo puede calcular la altura midiendo su periodo de precisión. En fin", concluyo, "existen otras muchas maneras."
    "Probablemente", siguió, "la mejor sea coger el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del conserje. Cuando abra, decirle:

    Señor conserje, aquí tengo un bonito barómetro. Si usted me dice la altura de este edificio, se lo regalo."
    En este momento de la conversación, le pregunte si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares) Evidentemente, dijo que la conocía,
    pero que durante sus estudios sus profesores habían intentado enseñarle a pensar. El estudiante se llamaba Niels Bohr, físico danés, premio Nobel de Física en 1922, mas conocido por ser el primero en proponer el modelo de átomo con protones y neutrones y los electrones que lo rodeaban. Fue fundamentalmente un innovador de la teoría cuántica.

    Esta historia es verídica. Aprende a pensar.
    "Tu eres lo que tienes entre las dos orejas. Tus ideas te hacen libre o esclavo. Tu forma de pensar te quita o te da energía." Dice la Biblia en el libro de Isaias Capitulo 26 en los versos 3 y 4 lo siguiente: Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en el Señor Jehová está la fortaleza de los siglos.

    Jeremías 29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.



    CUAL ES EL SECRETO DE TU ALEGRIA ??


    Había una vez un rey muy triste que tenia un sirviente, que como todo sirviente de rey triste, era muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey, cantando y tarareando alegres canciones de juglares.
    Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre. Un día el rey lo mando a llamar.
    -Pake-le dijo- ¿cuál es el secreto?
    -¿Que secreto, Majestad?
    -¿Cual es el secreto de tu alegría?
    -No hay ningún secreto, Alteza.
    -No me mientas, Pake. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores que una mentira.
    -No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto.
    -¿Por que esta siempre alegre y feliz? eh!!! ¿por que?
    -Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos, ¿como no estar feliz?
    -Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar -dijo el rey-. Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado. -Vete! vete antes de que llame al verdugo!

    El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación. El rey estaba como loco. No consiguió explicarse como el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos.
    Cuando se calmo, llamo al mas sabio de sus asesores y le contó su conversación de la mañana.

    -¿Por que el es feliz?
    -Ah, Majestad, lo que sucede es que el esta fuera del circulo.
    -¿Fuera del circulo?
    -Así es.
    -¿Y eso es lo que lo hace feliz?
    -No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
    -A ver si entiendo, estar en el circulo te hace infeliz.
    -Así es.
    -¿Y como salió?
    -!Nunca entro!
    -¿Que circulo es ese?
    -El circulo del 99.
    -Verdaderamente, no te entiendo nada.
    -La única manera para que entendieras, seria mostrártelo en los hechos.
    -¿Como?
    -Haciendo entrar a tu paje en el circulo.
    -Eso, obliguémoslo a entrar.
    -No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el circulo.
    -Entonces habrá que engañarlo.
    -No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, el entrara solito.
    -¿solito?
    -Pero el no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?
    -Si se dará cuenta.
    -Entonces no entrara.
    -No lo podrá evitar.
    -¿Dices que el se dará cuenta de la infelicidad que le causara entrar en ese ridículo circulo, y de todos modos entrara en el y no podrá salir?
    -Tal cual. Majestad, estas dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del circulo?
    -Si
    -Bien, esta noche te pasare a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una mas ni una menos. !99!
    -¿Que mas? ¿Llevo los guardias por si acaso?
    -Nada mas que la bolsa de cuero Majestad, hasta la noche.
    -Hasta la noche.

    Así fue...

    Esa noche, el sabio paso a buscar al rey. Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron, junto a la casa de Pake. Allí esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el sabio agarro la bolsa y le pincho un papel que decía:


    -Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no cuentes a nadie como lo encontraste.

    ...Luego ato la bolsa con el papel en la puerta del sirviente, golpeo y volvió a esconderse.
    Cuando Pake salió, el sabio y el rey espiaban desde atrás de unas matas para ver lo que sucedía. El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agito la bolsa y al escuchar sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa contra el pecho, miro hacia todos lados de la puerta y entro. El rey y el sabio se arrimaron a la ventana para ver la escena. El sirviente había tirado todo lo que había sobre la mesa y dejado solo la vela. Se había sentado y había vaciado el contenido en la mesa. Sus ojos no podían creer lo que veían. !Era una montaña de monedas de oro!
    El, que nunca había tocado una de estas monedas, tenia hoy una montaña de ellas para él.
    El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacia brillar la luz de la vela sobre ellas. Las juntaba y desparramaba, hacia pilas de monedas.
    Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas. Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco... y mientras sumaba 10, 20,30, 40,50, 60...hasta que formo la ultima pila: 99 monedas !!!.
    Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda mas. Luego el piso y finalmente la bolsa.
    "No puede ser", pensó.
    Puso la ultima pila al lado de las otras y confirmo que era mas baja.
    -Me robaron- grito- me robaron, malditos!!
    Una vez mas busco en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, sus bolsillos, corrió los muebles, pero no encontró lo que buscaba. Sobre la mesa, como burlándose de el, una montanita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro "solo 99".
    - 99 monedas. Es mucho dinero, pensó.
    Pero me falta una moneda. 99 no es un numero completo -pensaba-
    Cien es un numero completo pero noventa y nueve, no.
    El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, estaba con el ceno fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus, por el que se asomaban los dientes. El sirviente guardo las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Tomo papel y pluma y se sentó a hacer cálculos.
    ¿Cuanto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda numero cien?. Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla. Después quizás no necesitara trabajar mas. Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar. Con cien monedas de oro un hombre es rico.
    Con cien monedas se puede vivir tranquilo. Saco el calculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo necesario. "Doce años es mucho tiempo", pensó. Quizás pudiera pedirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo por tiempo. Y él mismo, después de todo, el terminaba su tarea en palacio a las cinco de la tarde, podría trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello. Saco las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero.
    Era demasiado tiempo!!! Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para Vender...Vender... Vender....
    Estaba haciendo calor.
    ¿Para que tanta ropa de invierno?
    ¿Para que mas de un par de zapatos?
    Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien.
    El rey y el sabio, volvieron al palacio.
    Pake había entrado en el circulo del 99...

    Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entro a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas.
    -¿Que te pasa?- pregunto el rey de buen modo.
    -Nada me pasa, nada me pasa.
    -Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.
    -Hago mi trabajo, ¿no? ¿Que querría su Alteza, que fuera su bufón y su juglar también?

    No paso mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente. No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.

    Reflexión:

    Muchos de nosotros hemos sido educados en esta estúpida psicología: Siempre nos falta algo para estar completos, y solo completos se puede gozar de lo que se tiene.
    Por lo tanto nos enseñaron que la felicidad debe esperar a completar lo que falta.... Y como siempre nos falta algo, la idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida.

    Pero que pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedo con lo nuestro, que nada tiene de mas redondo cien que noventa y nueve, que todo es solo una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para que tiremos del carro, cansados, malhumorados, infelices o resignados. Una trampa para que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual ....eternamente igual! Cuantas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están !!!!!!

    Teme a Dios y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre Eclesiastés 12:13



    EL LOCO


    Fue en el jardín de un manicomio que conocí a un joven de rostro pálido y hermoso y lleno de encanto.
    sentándome a su lado sobre el banco le pregunte: "Por que estas aquí ?"
    Me miro asombrado y respondió: " Es una pregunta inadecuada, sin embargo, contestare:
    "Mi padre quiso hacer de mi una reproducción de si mismo; también mi tío. Mi madre deseaba que fuera la imagen de su ilustre padre. Mi hermana mostraba a su esposo navegante como el ejemplo perfecto a seguir. Mi hermano pensaba que debía ser como el, un excelente atleta. Mis profesores, como el doctor de filosofía, el de música y el de lógica, ellos también fueron terminantes, y cada uno quiso que fuera el reflejo de sus propios rostros en un espejo. Por eso vine a este lugar. Lo encontré mas sano. Al menos puedo ser yo mismo".
    Enseguida se volvió hacia mi y dijo:
    "Pero dime, te condujeron a este lugar la educación y el buen consejo ?"
    Yo respondí: "No, soy un visitante".
    Y el añadió: " Oh, tu eres uno de los que vive en el manicomio del otro lado de la pared".

    Khalil Gibran

    Locura, asi ven la vida cristiana y sus principios quienes buscan refugio en las sugerencias que están en la moda de turno.
    Permitiendo el Aborto, definifndo arte fotográfico a la pornografía, llamando libertad de expresión al desnudo de niños.
    El hombre buscando ser su propio dios, creyendose omnipotente, con derecho a la codicia, a revelarse, a matar.
    Hay un lugar más sano... pero para ellos, es una locura
    Porque la palabra de la cruz es locura á los que se pierden; mas a nosotros, es potencia de Dios.
    Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé la inteligencia de los entendidos.
    ¿Qué es del sabio? ¿qué del escriba? ¿qué del escudriñador de este siglo? ¿no ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
    Porque lo loco de Dios es más sabio que los hombres; y lo flaco de Dios es más fuerte que los hombres.
    Lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios y lo flaco del mundo escogió Dios para avergonzar lo fuerte;
    Y lo vil del mundo y lo menos preciado escogió Dios y lo que no es para deshacer lo que es: Para que ninguna carne se jacte en su presencia.
    Para que como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. (RVA)

    1er libro de Corintios Capitulo 1 - LA BIBLIA



    THOMAS EDISON

    Era mitad del siglo XIX y se escuchaba en las oficinas de la Escuela Primaria de un pequeño pueblo de Ohio de los Estados Unidos la siguiente conversación.
    - "El niño tiene un leve retraso mental que le impide adquirir los conocimientos a la par de sus compañeros de clase, debe dejar de traer a su hijo a esta escuela”.
    ... A la mujer no pareció afectarle mucho la sentencia de la maestra, pero se encargó de transmitirle a su hijo que el no poseía ningún retraso y que Dios, en quien confiaba fielmente desde su juventud, no le había dado vida para avergonzarlo, sino para ser un hombre de éxito.
    Pocos años después, este niño, con solo 12 años, fundó un diario y se encargaba de venderlo en la estación del ferrocarril de Nueva York.
    No fue todo, se dedicó a estudiar los fenómenos eléctricos, y gracias a sus estudios logró perfeccionar el teléfono, el micrófono, el megáfono, y otros inventos como el fonógrafo, por citar solo alguno.
    Que lejos quedaba en el recuerdo del niño las palabras de su maestra.
    Todo parecía conducirse sobre ruedas hasta que un día se encontró con un gran obstáculo, su mayor proyecto se estaba desvaneciendo ante sus ojos, había buscado incansablemente la forma de construir un filamento capaz de generar una luz incandescente, pero que al mismo tiempo resista la fuerza de la energía que lo encendía.
    Sus financistas estaban impacientes, sus competidores parecían acercarse a la solución antes
    que él, y hasta sus colaboradores se encontraban desesperanzados.
    Luego de tres años de intenso trabajo uno de ellos le dijo ..."Thomas, abandona este proyecto, ya llevamos mas de tres años y lo hemos intentado en mas de dos mil formas distintas y solo conocemos el fracaso en cada intento".
    La respuesta no se hizo esperar y se dirigió a el con la misma vehemencia que su madre había tenido unos 25 años atrás ..."mira, no sé que entiendes tu por fracaso, pero de algo si estoy seguro, y es que en todo este tiempo aprendí que antes de pensar en dos mil fracasos he descubierto mas de dos mil maneras de no hacer este filamento y eso me da la pauta de que estoy encaminado". Pocos meses después iluminó toda una calle utilizando la luz eléctrica.

    Su nombre fue Thomas Edison, una persona que entendió la manera de vivir de Gloria en Gloria, y pudo ver aún en las tormentas más fuertes, el pequeño sendero que lo llevaría al éxito.

    Así también escribe en su libro el profeta “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos; aunque mienta la obra de la oliva, y los labrados no me den ni para mantenerme. Aunque las ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los corrales; con todo eso yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación.
    Jehová el Señor es mi fortaleza... y me hará andar sobre alturas”

    Habacuc 3:17 al 19 - La Biblia



    UN MAL DIA

    Su esposa se lo había dicho antes de salir de casa. Ese no iba a ser un buen día. Era un extraño presentimiento que le rondaba por la cabeza desde hacía semanas. Su esposo convivía con el peligro y la muerte era moneda corriente en la disipada vida de su amado, cualquier día, podía ser el último que lo viera con vida. Pero esta vez era distinto.
    Ella sentía un helado presagio, una nefasta premonición. Y ahora, había escuchado lo que no hubiese preferido oír nunca: su esposo había sido detenido. "No debiste haberte casado con el, nunca fue un buen hombre", pronosticó su madre, y hoy, pagaba la factura por una mala elección y por desoír el consejo materno. Pero que fuera un delincuente, no disminuía el amor que sentía por el. Hubiese preferido un abogado, un ingeniero o un albañil, pero no tuvo esa fortuna. Su esposo era un ladrón y lo acababan de apresar.
    No la asustaba que estuviese preso, ya había pasado por esa situación antes. Lo dramático era que esta vez no habría misericordia del juez, y la sentencia era inapelable. "Una ejemplar muerte de cruz", pidió el fiscal a un tribunal con sed de justicia. Es que ese no iba a ser un buen día, pensó la mujer una y otra vez. No debió haberse levantado de la cama.
    Era una tarde gris, helada, con una llovizna que cortaba la cara. "Tal vez lo perdieron las malas compañías" reflexionó mientras recorría la calle principal, "su socio en las andadas también será crucificado con el", le susurró una vecina a modo de desgraciado consuelo. De igual modo, ya no importa buscar culpables, lo cierto es que su esposo iba a terminar como ella lo había soñado en tantas pesadillas: en la peor de las muertes, la más vergonzante, la más cruel, la más atroz. La dama no pudo despedirse de su amado, es que los ladrones no cuentan con ese lujo, no hay piedad, humanidad, o últimos deseos para los condenados al madero.
    El horizonte recorta tres cruces, la de su esposo, la de su compañero en las correrías y la de un....desconocido. Ella conoce a su marido y al otro ladrón, pero le resta importancia al tercero, "otro infeliz que condenará a otra viuda al olvido y la desgracia", piensa. El cuadro es estremecedor. No la culpen a ella por no llorar, ya gastó todas sus lágrimas en una vida miserable junto a quien le prometió amor eterno y ahora cuelga de una cruz. No quiere mirar a su esposo, está allí, pero prefiere no recordarlo así. Sólo observa el suelo, mientras la sangre surca la tierra entre los dedos de sus pies.
    Uno de los ladrones insulta al desconocido de la cruz del medio. Y una voz conocida, imperceptible, pronuncia algunas débiles palabras. "Acuérdate de mi, cuando vengas en tu reino". Era la inconfundible voz de su esposo, sin duda, hablándole al desconocido de la cruz central. "Hoy estarás conmigo en el paraíso", promete el otro, como si en su condición pudiese prometer algo.
    La mujer levanta la vista por primera vez. Tal vez para mirar a los ojos de su esposo una vez más....o tal vez para entender el diálogo tan extraño que acaba de oír. El socio de su esposo acaba de morir en un seco grito. El desconocido del medio pareciera un inocente que paga por algo que jamás cometió, y su esposo, su esposo....sonríe. No tendría porqué sonreír, no hay razones. Hizo de su vida un mundo miserable, y pende de una cruz frente a miles de ciudadanos enojados. Pero el ladrón se encuentra con la mirada de su esposa, y le hace una sonrisa. Un último gesto de que todo estará bien, a pesar de todo. El gesto de los que se encontraron con la gracia en el momento menos pensado. Ella tampoco sabe porqué, pero presiente que su esposo finalmente encontró algo distinto. No entendió bien el diálogo de los condenados, pero supo que algo había cambiado, allí, a escasos metros de ella, en lo alto de la cruz.
    Su esposo cuelga de un madero, pero inexplicablemente, irracionalmente, sonríe. Ella le devuelve el gesto en el lenguaje del silencio, ese que sólo pueden interpretar los que se han amado lo suficiente como para no tener que hablar. Su esposo se había encontrado con la gracia en el minuto final. Segundos antes de la cita con el verdugo inevitable, la muerte. Ella sabe que no puede implorar justicia y mucho menos misericordia. Ella sabe que su esposo paga por crímenes verdaderos. Ella sabe que ese era el final del camino, la terminal de la vida, tarde o temprano. Pero ahora, la última sonrisa de su esposo le devuelve la calma. La sonrisa que se dibuja entre la sangre y los moretones, extrañamente, la compensa por toda su vida miserable.
    Su esposo parece no pender de una cruz. Muere como si lo hiciese de viejo, en una cama caliente, rodeado de sus seres amados, luego de haber vivido una buena vida. Su esposo no mereció nietos, ni años altos, ni una cristiana sepultura. Pero alguien, tan condenado como él, le prometió el paraíso en lo alto de la cruz. Ese, no iba a ser un buen día. Y mucho menos, existía la más remota posibilidad que terminara bien. Su esposo ha dejado de respirar, pero nadie se explica porqué sonríe. La dama descubrió el secreto: si para encontrarse con el paraíso había que venir a la cruz, valió la pena el haberse levantado.
    Cuando te sientas que tu día está arruinado, o lo que es peor, que tu vida se ha transformado en miserable, recuerda que siempre se puede pasar por la cruz. La gracia, transforma a ladrones en reyes, y a las cruces en paraísos.



    MERCADERIA DAÑADA

    Este es un Fragmento del Libro "Chocolate caliente para el alma de la Pareja"
    ... Las motas de polvo bailaban en el rayo de sol que aportaba la única luz en la oficina del rabino. Él se echó hacia atrás en su silla del escritorio y suspiró mientras se acariciaba la barba. Luego tomó sus anteojos con armazón de metal y los limpió en su camisa de franela con expresión ausente.
    -De modo que se divorció -dijo-. Y ahora quiere casarse con este buen muchacho judío. ¿Cuál es el problema?
    Apoyó su barbilla encanecida en la mano y me sonrió con suavidad. Quise gritar...¿Cuál era el problema? Primero, soy cristiana. Segundo, soy mayor que él. Tercero -y esto de ninguna manera es lo menos importante- ¡soy divorciada!
    En lugar de gritar, volví a mirar sus gentiles ojos castaños y traté de emitir las palabras.
    -¿No cree -tartamudeé- que ser divorciada es como estar usada?
    ¿Como si fuera mercancía dañada?
    Él se acomodó en la silla del escritorio y se inclinó hacia atrás para mirar el cielo raso. Se acarició la barba rala que le cubría el mentón y el cuello. Luego volvió a dirigir la vista hacia el escritorio y se inclinó hacia mí.
    -Imagínese que debe operarse. Imagínese que debe elegir entre dos médicos.
    ¿A quién elegirá? ¿Al que acaba de salir de la facultad o al que tiene experiencia?
    -Al que tiene experiencia -dije.
    -Yo también.
    Me miró a los ojos.
    -De modo que, en este matrimonio, será usted la que tenga experiencia. Le diré, eso no es tan malo. A menudo los matrimonios tienden a ir a la deriva. Quedan atrapados por corrientes peligrosas. Se salen de curso y se dirigen hacia bancos de arena ocultos. Nadie se da cuenta hasta que no es demasiado tarde. En su cara veo el dolor de un matrimonio que salió mal. Usted advertirá la falta de rumbo en este próximo matrimonio. Avisará cuando vea las rocas. Gritará que hay que tener cuidado y prestar atención. Usted será
    la persona experimentada. -Suspiró. -Y créame, eso no es algo tan malo. No es nada malo.
    Caminó hasta la ventana y espió por entre las tablillas de la persiana.
    -Mire, aquí nadie sabe nada sobre mi primera esposa. No lo escondo, pero no hablo demasiado de eso. Ella murió cuando hacía poco que estábamos casados, antes de que yo me trasladara aquí. Ahora, muy tarde en la noche, pienso en todas las palabras que nunca dije. Pienso en todas las oportunidades que dejé pasar en aquel primer matrimonio, y hoy creo ser un mejor esposo para mi segunda esposa gracias a la mujer que perdí.
    Por primera vez la tristeza de sus ojos adquirió un significado. Ahora entendía por qué yo había elegido ir a hablar con ese hombre acerca del matrimonio, en lugar de tomar un camino fácil y casarme fuera de nuestras dos religiones. De alguna manera sentí que él podía enseñarme, o incluso brindarme el coraje que necesitaba para hacer un segundo intento, para casarme y amar de nuevo.
    -Los casaré, a usted y a su David -dijo el rabino-. Si promete que usted será la persona que grite para avisar cuando vea que el matrimonio peligra. Le prometí que lo haría, y me levanté para irme.
    -A propósito -dijo él mientras yo permanecía vacilante junto a la puerta- ¿Alguna vez le dijeron que Joanna es un buen nombre hebreo?
    Han pasado veinte años desde que el rabino nos casó, a David y a mí, en una lluviosa mañana de Octubre. Y sí, avisé varias veces cuando sentí que estábamos en peligro. Le contaría al rabino lo bien que me hizo su analogía, pero no puedo. Murió tres años después de casarnos. Pero siempre le estaré agradecida por el regalo inapreciable que me hizo: la sabiduría de entender que absolutamente todas nuestras experiencias de vida nos hacen no menos
    valiosos, sino más valiosos, no menos capaces de amar, sino más capaces de amar.

    Joanna Slan